Salida: 11:00
Llegada: 16:00
Acumulado: 4641 Km
Ni la pasión turca ni paparruchas. Lo que hace en Turquía es un calor de mil diablos. Hemos tenido una máxima de cuarenta y seis grados. El infierno en la tierra, vamos.
Desde luego la pereza que tiene Adolfo para levantarse no ayuda nada. Y como no es lo mismo una negra bola que una negra en bolas, no es lo mismo salir a pedalear a las siete de la mañana que a las once.
El tío se levanta, se unta la nutella en su bocaza, monta las alforjas, me hace unos arreglitos, se pone de chachara con cualquiera y solo entonces, solo, se echa a la carretera.
En la frontera nos pusimos en un periquete. Bueno, la frontera o el mercado, porque aquello era un sin Dios de gente, camiones, coches, guardias, cabras, gallinas y melones. Adolfo dio el visado y salimos de allí a toda leche. Eso sí, el vacile de la guardia fronteriza no nos lo quitó nadie.
Con este tipo de señales como para no reírles sus vaciles... |
Aquí en Turquía he empezado por fin a ver bicicletas de mi edad, con experiencia. Las hay incluso más viejas.
Precisamente en un bar de carretera en el que se metió Adolfo a tomar un té le invitaron a cambiarme por otra más nueva. Los tíos pensaban que Adolfo no tenía para más y le ofrecían una bicicleta mejor para el viaje. A cambio Adolfo les tenía que dar algo de pasta y dejarme allí. ¡Serán capullos los “ortomanos” estos de los huevos!
Adolfo es un campeón y les dijo que ni por cincuenta camellos, a lo que los tipos respondieron con unas risas de echarse al suelo.
Pasados los otomanos recalcitrantes nos dispusimos a hacer la kilometrada padre pero fue entonces cuando nos llegó el ataque desde el cielo. ¡Qué solazo! ¡Qué calorazo! ¡Qué horno esta Turquía, coño!.
El calor hizo imposible pedalear. O parábamos o nos jugamos derretir nuestros hierros y huesos en el asfalto.
Ahora empieza lo bueno, el regateo. Adolfo ha conseguido un hotel por 5€. Flipante. Y está guay.
Para finalizar os dejo unos documentos audiovisuales de los últimos días, donde Adolfo, en vivo y en directo os cuenta lo que es pedalear por esas tierras del mundo.
A ver si mañana hace menos calor. Ya os contaré. Chao, chao…
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