Salida: 10:30
Llegada: 18:30
Acumulado: 2124Km
Os recuerdo que ayer por la noche quedaba en el hospitalillo haciendo curas intensivas de mis desperfectos (palieres y otras ruinas). Pasé la noche más destripada que la toalla de Freddy Krugger.
También os dije que Adolfo estaba buscando donde caerse muerto. En ello estuvo durante más de dos horas. Que si un banco en un parque, que si una plaza, que si debajo de un puente. Finalmente decidió bajarse a una playita llena de pedruscos a pasar la noche.
En esa calita de ahí abajo pasó Adolfo una noche memorable. |
A partir de ahí comienza un encuentro fantástico, una historia que sólo te puede ocurrir si te pones el mundo por montera y haces de tu vida una aventura.
Ahora os dejo con su relato. Hoy el que realmente tiene que contar es Adolfo. Aprovechad y leed su crónica, que no tiene desperdicio.
Hasta mañana…
Ayer por la noche marché finalmente a una porquería de playa, llena de cantos rodados, para intentar pasar allí la noche. A eso de las dos de la mañana aparecieron cinco inmigrantes africanos que estaban cruzando la frontera de Italia a Francia. Se alteraron un poco al verme pero enseguida se creó un clima agradable. Como estaban hambrientos les hice un poco de arroz con salchichas. Eso les dio confianza.
Venían desde Túnez. Primero cruzaron en patera y a partir de ahí iban andando por Italia para llegar a Francia. Andan de noche y se esconden de día. Me contaron cosas de sus familias, de lo que habían dejado, de los riesgos de que los cogieran, del miedo que pasaban…. Todos esperaban encontrar una vida mejor en Francia.
Estuvimos hablando hasta las 4:30. Luego siguieron con su marcha, después de unos abrazos y de desearles suerte.
Fue una experiencia del carallo.
A las 5:30 apareció la policía. Menos mal, llegaron tarde. Me dieron los buenos días y se fueron. Llego a ser negro y me paso el día en el cuartelillo.
Después me acordé de que en Francia ayudar a un inmigrante está prohibido con una multa del demonio. O eso o lo vi en una peli, a saber.
Después me levanté, me fui a por la Babieca (quedó preciosa por 40 €) y me puse en marcha camino de Italia.
Hoy ha sido una etapa distinta. Hay cosas que te marcan. Yo soy igualito que esas gentes en estas tierras. Un infiltrado. Un inmigrante. Pero como veis el trato es distinto. Es la paradoja del inmigrante.
Crónicas Adolfinas.
GRACIAS
ResponderEliminarBonita aventura. Es importante recordar que todos somos extranjeros de paso en este mundo.
ResponderEliminarUn saludo y mucho ánimo.
Edu.
PD: si no estoy equivocado, es en Italia, y no en Francia, donde está castigada la ayuda humanitaria a un inmigrante ilegal. Sí, es el mismo país que aberga el territorio santo del vaticano.
Dani Alud:
ResponderEliminarHola Adolfo, vaya con el viajecito y yo que me lo tomaba a broma cuando lo comentaste en el roco mientras haciamos que escalabamos, menos mal que me encotré con Andrés por la calle y me dijo que estabas llegando a Italia ....la verdad es que eres un crack y menuda literata la babieca, hay que ver como escribe la cabrona. Bueno pues eso, que acabas de ganar un seguidor mas a tus aventuras biciceteras.
Un abrazo y mucho pedal
De seguidor nada, nos vemos en turquí tunante. Parece que se esta organizando una caravana...
EliminarMuy bonita la historia, Adolfo. Y mucha razón en el comentario de Eduardo, qué fácil es olvidarse de nuestra fortuna cuando nos rodeamos de nuestra rutina.
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