DÍA 130: PROFECÍAS Y RETRETES

Etapa 81: Almaty, Kazajistán – algún lugar de la estepa Kazaja 103 Km
Viernes 3 de octubre
Salida: 09:00
Llegada: 17:00
Acumulado: 10137 Km (7247 Km en bici)

Menuda etapita de iniciación que nos ha tocado. Ha sido empezar la ruta y meternos en una especie de “Déjà vu” infinito. Porque amigas,  la estepa de Kazajistán es como la historia interminable: larga, aburrida y sin un final muy claro.

Rectas de treinta kilómetros.

El mejor amigo del hombre.

Las razones por las que un ciclista se tiene que bajar de la bicicleta son muy variadas:

1. Pueden ser técnicas: pinchazos, averías, salidas de cadena… no es el caso, treinta años y cada día estoy más joven.
2. Pueden ser turísticas: pararse a ver un monumento, para hacer una foto o a dialogar con un nativo… no es el caso, en esta estepa lo más interesante que hay es saber cuándo va a aparecer el siguiente bar de carretera.
3. Y pueden ser fisiológicas: los ciclistas a diferencia de las bicicletas tienen que comer, dormir, mear, descansar, cagar… sí es el caso, Adolfo y el verbo cagar son la conjugación perfecta. 

Pues bien, ante la falta de perspectivas nuestro ideario de hoy era de baño en baño y tiro porque me toca.
Y aquí llegan las coincidencias y los pronósticos. Tres bares de carretera nos encontramos, a cada cual peor. Y curiosamente el tiempo y las sensaciones de la etapa fueron directamente proporcionales a los bares y baños que nos fuimos encontrando.

• Primer pronóstico: En Aytey, un extraño pueblo situado a 15 kilómetros de Almaty, hicimos nuestra primera conjugación verbal: Adolfo atacó su primer bar de carretera. Pues chico, el baño maravilloso, como el tiempo y las sensaciones: los siguientes 30 kilómetros tuvimos calorcito, las piernas iban como un tiro y la cabeza despejada.

Aquí no había que usar la mano izquierda: tenían papel...

• Segundo pronóstico: Algún lugar de la estepa Kazaja a 50 kilómetros de Almaty. No es que fuera un buen sitio para otra conjugación verbal, es que era el único sitio. Además un bar de carretera que ofrece agua y comida tiene que ser obligatoriamente una buena plaza para evacuar.  La cosa es que el baño empeoró, como el tiempo. Cuando salimos recorrimos otros 30 kilómetros con lluvia fina, frío y los tendones adolfinos machacados (sus flemáticas rodillas).

Aquí ya no hay papel, pero por lo menos está limpio.

• Tercer pronóstico: Algún lugar de la estepa Kazaja a 80 kilómetros de Almaty. Las cosas siempre se pueden poner más feas. Porque tras esta parada técnica (en un bar indecente de obligado olvido) la lluvia descargó con todo su ímpetu y rabia. Si a eso le añadimos un Adolfo maltrecho, agotado y dolorido, ya tenemos la declaración de zona catastrófica que el baño nos pronosticó. Porque sí,  bastó dos minutos en el retrete para que Adolfo decidiera descargar de monte y augurase un muy mal final de etapa.

Como veis está todo embadurnado: se prepara la tormenta perfecta.

El final de la historia es feliz. La tienda montada en un lugar seguro, la comida calentita y una hoguerita que nos va a secar la ropa y va a espantar a todos los fantasmas. Así sea. Mañana os cuento.